Estaba
yo pensando por una vereda aledaña a casa, cuando de repente oí como unos
gemidos de llanto y dolor, callaron por un instante, y fue entonces cuando
escuché un leve seseo, un chistar justo, justo, bajo mis pies...
Y si,
era la madre tierra, la noble y
matriarcal Era. Esta, se dirigía al más innoble de sus hijos, o sea yo.
No creí
merecer tal honor y contesté asustada, a la vez que anonadada por la situación
tan embarazosa, y sublime al tiempo.
Yo.- "¿Quién eres?" Contesté
con voz temblecona, sabedora de lo tan trascendente que estaba viviendo.
Tierra.- " ¡Soy yo! Tu madre tierra
que te habla al oído del corazón. ¿No me reconoces tú tampoco?
Tenía
esperanzas de que tú al menos...escucharías mis lamentos con la tranquilidad y
sensibilidad, de quien posee un corazón limpio y sincero."
Yo.- "No te has equivocado, mi
queridísima madre, pero ¿por qué yo, que soy casi un gusano? Sin menospreciar
al señor gusano, por supuesto.
Tierra.- " Porque tú posees la esencia del ser, la
impronta del existir...y el tierno corazón de un niño, por eso."
Yo.- " Vale, si tú lo dices..."
Tierra.- " Verás estoy un poco
angustiada, por lo que acontece últimamente por aquí, ya no se respetan las
leyes naturales y sabias que impuse a golpe de siglos, rubricados con mi propia
sangre salida ésta, de las profundidades de mi ser...de mis entrañas.
Da lo
mismo que mueran niños inocentes, en lo que osáis llamar sucesos bélicos
puntuales, que no es más que una guerra cruel y sangrienta encubierta.
Estoy
harta de ensuciar mi rostro, con la sangre de inocentes por vuestra
beligerancia y desprecio al próximo-prójimo.
No
comprendo la obcecación en amontonar riquezas, que perecen y de nada sirven,
pues yo os acojo conforme nacisteis, sin nada, en cueros...
Sin olvidar
claro, el saqueo continuo y desproporcionado de materias primas, o sea mis
alhajas, que guardo con tanto esmero
para generaciones futuras.
Me
estáis expoliando en nombre del " bienestar social", cosa que no
conocéis por cierto."
Yo.- " ¡Ten paciencia madre mía!
Pues tus hijos andan un poco atolondrados, de aquí para allá, sin saber
ciertamente lo que llena su corazón."
Tierra.- "¿Su corazón? Pero si hace
ya tiempo que no escucho su latir
acompasado al mío.
Se le
olvidó abrazarme, besarme, acariciarme...antes era más primitivo, pero más
humano."
Yo.- " Dale una oportunidad más
para enmendarse, por favor; recapacitará y volverá a mirarse en tus
maravillosos ojos, llenos de luz y color."
Tierra.- " ¡Que ingenua! Pecas de inocente, tú aún
crees en la bondad del hombre, pero yo casi que no, pues he visto durante
muchos siglos lo que es capaz de hacer en su ignorancia.
Soy como
una bella dama, que en su plenitud le arrancan a pedazos sus vestidos y
mancillan, hasta dejarla enseñando sus miserias sin importarle nada en
absoluto."
Yo.- " ¿Nada, nada? ¡ No por Dios
!
Tierra.- " Tú lo has dicho, ni por
Dios... ese que antes mantenía un poco de orden, ha quedado obsoleto, no mola,
como dicen ellos. Hoy le ignoran y se mofan de él, de sus dioses...ridiculizan
su hacer, no creen en nada, solo en ellos mismos erigidos como dioses del
Olimpo...
¡Pobre
Olimpo y pobres dioses!
Mezquinos
hasta la entraña, vomitan destrucción y hediondez
por donde pasan, volviendo cloaca cuanto les rodea.
¿No me
crees? ¡Ven, te lo mostraré!"
Yo.- " De repente se abrió ante
mí un abismo inexpugnable, con unas interminables escaleras que se perdían en
la lejanía...
Daba
mucho miedo el mirar hacia abajo.
Tierra.- " Mira, aquí te abro mis
entrañas para que veas y te convenzas; ven posa tu mano en mi ensangrentado
costado y cree por fin ".
Yo.- " Alargué mi mano y toqué
sus carnes, una tierra que parecía terciopelo...empapada toda en sangre,
manchándome
sin
remedio."
Tierra.- " ¿Te convences ahora, o no?
Hasta aquí llega la sangre derramada por su horrendo hacer; jamás pensé que mis
hijos, mis propios hijos me hirieran de muerte.
Antes
mantenía mis dos polos fríos, o sea mi cabeza y mis pies, y ahora se lo están
cargando todo, me desgajo como una pipa, me resquebrajo a velocidad de crucero,
y nada importa solo su propio bienestar...ya sabes.
Bombean
la sangre de mis entrañas, para untar su corazón con el betún de su codicia.
¡Negreros de conciencia!
¿Para
qué vuestras petroleras, cuando un niño se muere por falta de agua?
Mirad
vuestro corazón negro, como el liquido que me usurpáis sin mesura alguna."
Yo.- " Si, pero el petróleo ha
traído el porvenir, el desarrollo, la industria...etc".
Tierra.- "¿Tú crees ? Hija mía, que
ingenua eres pensando así.
El
porvenir, no lo trae el dinero sino el conocimiento.
Y te
puedo asegurar que en esto, nadie ha superado a los antiguos griegos, que esos
si sabían y me conocían bien, con alguna imperfección que otra, pero en fin.
¿Qué
puedo esperar de quienes matan en el seno materno a un igual, alegando política
familiar o salud sexual ? Majaderías, se ahogan en su propia mentira.
Y a sus
sabios ancianos les recluyen en residencias, porque dicen estar mejor, serán
ellos claro; eso los más afortunados porque otros no llegan y perecen a
manos de la fría y cruel Eutanasia, o
muerte digna ¡Que eufemismo!
No hay
nada más indigno del ser humano, que quitar la vida.
Entonces
deja de ser humano, para convertirse en una bestia inmunda.
Nada
vale una vida... es moneda de cambio.
Sociedad
corrompida. ¿Qué puedo hacer contigo, para que abras los ojos a la vida?
Te
castigaré con alguna pandemia, a ver si escarmientas.
Pues
dicen que el loco, por la pena es cuerdo."
Yo.- " No, por favor espera un
poco más, que termine el siglo y hablaremos, dale una oportunidad, pues tú eres
madre, aunque él no sepa ser tu hijo".
Tierra.- " Sabias palabras...así lo
haré, mientras seguiré sollozando por las esquinas de mi existir, sin hallar
consuelo alguno a mis miserias."
Yo.- " No digas eso, yo siempre
te escucharé de mil amores, y me abrazaré a ti en mi último día...con la
confianza de un niño a su madre".
Tierra.- " Que así sea mujer".
Y se
marchó cabizbaja por los caminos del destino... Tú destino.
En profundo y sentido reconocimiento, a todas las madres del mundo.