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jueves, 27 de diciembre de 2012

QUIMERAS DEL CORAZÓN




Quise encontrar un porqué ... Y no hallé respuesta alguna.

Un silencio estentóreo, deja su eco en el vacío de la omisión recubierto de cierta tosquedad.
Y es que lo peor de este mundo no es la guerra, que al fin y al cabo rubrica con sangre lo volátil de la existencia, ¡no!..
Lo más desconcertante y peligroso es: Un corazón que piense, que sienta, que llore, que se angustie ante la injusticia; pero lo mejor, es que no calle bajo la bascosidad del dinero y el poder, deslumbrado por el oro de la mentira.

¡Esto es lo que les desquicia!

Pueden controlar hasta las carencias más primarias del ser humano, pero su corazón... ¡Ah! Su corazón es libre, porque así fue creado desde los albores de los tiempos más remotos, y así permanecerá por los siglos de los siglos, en un unísono ÁMEN.
¡Así sea! Este es mi deseo más inocente...en un mundo que da coces a la razón y al entendimiento.

A bote pronto me viene a la mente la fábula del burro: Aquel, que no sabía qué postura adoptar ante los demás, porque si montaba al burro decían:
" Pobre burro tan viejo para aguantar la carga de éste", ¿no le dará lastima?
Y si por el contrario iba a pie, entonces: ¿"Quién será más burro el animal, o el que va a su lado sin montar"?

La conclusión es bien clara: Cuando te apetezca sube al burro y cuando no, pues baja de él, digan lo que digan...ten criterio propio.

No te aborregues en un mundo de lobos, porque acabarás entre sus fauces.

Y mira tú por dónde, me encontré paseando un día perdido en la vereda de la vida...de sentir acompasado, a un niño jugando con unas piedras que frotaba entre ellas sin descanso.

Llamó mi atención en tal medida, que me acerqué para preguntar ¿Porqué frotas esas piedras con tanto empeño?
A lo que argumentó con sonriente semblante: "Para moldearlas y darle forma a mi capricho; después jugaré con ellas".

De repente, cada piedra cobró vida convirtiéndose en corazones latientes, a cuya fricción se despojaban de lo peor de sí mismos: La envidia, la soberbia, la cobardía, la avaricia, la lujuria...en fin todas las miserias del hombre.

Atónita pregunté: ¿Quién eres tú que ostentas tal poder?

Me miró con los ojos del universo, su sonrisa reflejaba la eterna felicidad... Me sentí el más miserable de todos los mortales, pero posó su delicada y tierna mano sobre mi corazón, y ardió con el suave fuego del infinito Amor.

"Ya sabes quién soy, ese, al que tan desesperadamente buscas en tu vida. Yo he venido a ti, y  todo aquél que me añore con el alma...me hallará en su corazón".

Casi desfallezco ante tal vivencia, pero desde entonces siempre que llevo mi mano al corazón...sé que está ahí.
A cada latido, limando las asperezas del sentir hasta alcanzar la perfección del alma.

"Yo soy... lo que mi corazón me susurra".

 

 

 

viernes, 14 de diciembre de 2012

UNA TÍMIDA ROSA DE INVIERNO


 
Detrás de las sombras del mundo y silente espera, en un lugar muy escondido casi imperceptible, se hallaba una mujer abrazada a sí misma con la esperanza del bien perdido.

No sé porqué casual y causal vereda de la vida vine a dar con tan singular persona, pero lo cierto es que estaba allí... Era como mi sombra, idéntica en forma y aspecto; esto me impactó sobremanera. Me froté varias veces los ojos, para constatar que no se trataba de un sueño extraño o fruto de la imaginación, no, era real, palpable, era...mi otro Yo, que aguardaba mi regreso en la encrucijada de los tiempos y más allá de la razón.

Todo tiene un instante, un lugar en la relación espacio/tiempo. Y cómo no, el encontrarse a si mismo...también.

No me asusté ni espanté, ni corrí despavorida ante tal acontecimiento de mi vida no, sencillamente le observé muy despacio como si me mirara a un espejo...los detalles de su rostro, la mirada, los gestos, pensamientos y sentimientos... fijaron su impronta en mí.

Y llegué al convencimiento más absoluto que era yo, mi otro Yo, y mi circunstancia; como diría alguien años atrás.

"Mi consciencia e inconsciencia, conscientes".

Me acerqué pausadamente, aunque mi corazón andaba leguas por delante mío. Bueno, pensé, ya nos encontraremos al final del camino...en la reflexión y el sentir.

No ocurrió nada especial ni fantástico, sólo nos miramos...y supimos todo la una de la otra, ¿Qué tontería acabo de decir? Éramos la misma persona, pero en distinto plano existencial que por azar, o no sé qué fuerzas ocultas coincidimos un instante.

Algo del todo insólito, pero que puede ocurrir según los entendidos, a quienes insto a profundizar en el tema.

Ni una sola palabra salió de nuestra boca, pero nuestra mente y corazón se fundieron en singular abrazo, acogiendo lo uno de la otra hasta convertirse en un solo sentir y ser.

Y fue entonces cuando todas las piezas de mi vida encajaron perfectamente en el gran puzle de la comprensión, algo que hasta entonces me había sido imposible.

Vi lo que "fui y seré", pero lo que "soy" ahora en este instante, es realmente lo que me importa. El Ayer pasó como una espora frágil y volátil que ya dio su fruto.

El Mañana...¡Oh! El mañana es siempre incierto, terrible, pero irremediable. Yo, no le temo.

Pero el Hoy...¡Ay! El hoy es lo único a lo que me aferro, ya que cuando te asomas al borde de tu propia tumba...¡amigo mío! La perspectiva cambia y mucho.

He trazado una línea... de punto y aparte en mi cotidiano existir, de modo que de ahora en adelante seguiré los sabios consejos de mi otro Yo, aquél que verdaderamente vela por mí.

 Hoy, el presente, aquí y ahora, a golpe de respiración y latido iré sumando los días de la mano de las horas, enganchadas a los minutos y segundos en su menor décima...en cueros ante el tiempo.

De manera que si me preguntas la edad, te diré que empiezo a balbucear algunas incoherentes palabras como ¡Madre Tierra! ¡Padre Universo!

Lo demás...¡Ah! lo iré reviviendo a cada pálpito de mi ser.

Porque el día en que nos volvamos a encontrar, será para el abrazo sempiterno en la fusión de lo perecedero, con lo imperecedero del alma.

Pero esto ocurrirá, en otro capítulo de mi vida.

Ahora, aquí... dejo el pesado lastre de la incomprensión y el desamor, que tan mal parada ha dejado mi espalda; para abrir el corazón al suave murmullo de la vida, que en continuo renacer va más allá del ser, como pude comprobar.

Rotas las cadenas de lo caduco y el miedo... Volaré libre hacia mi destino que no es otro que el de AMAR.

Porque si mil vidas viviese...en ninguna dejaría de ser YO.

Una tímida rosa de invierno.

 

 

 

Para todos aquellos a quienes el dolor les ha cambiado la vida. 12/12/2012.