Es tanta la amargura,
que las palabras
ensordecen
pudiendo cortar la
espesura del dolor,
con el más afilado
cuchillo del sentir.
Mi mente se hunde en el oscuro pozo de la razón,
sin hallar donde asir
la cuerda del destino.
Conozco bien el hedor de la desesperación,
rozo el abismo bajo mis
pies vacilantes
aguardando en que poner.
No encuentro lucidez a mi pensar...
En esta salvaje
envestida del hoy.
Contemplo como yace mi cuerpo sin fuerzas,
sobre la mentira del
mundo
que devora mi interior,
es la peor de las
bestias.
Un despojo, un deshecho...
Lo que fue y no es...
Un moribundo del Amor.
Podéis devorar mi cuerpo
como buitres la
carroña.
Y hasta beber mi sangre
en bebedizo ritual.
Tú, que arrancaste mi corazón de cuajo
dejándome huérfano,
mientras las entrañas
recuerdan su latir.
Y aún así, te sigo amando
porque de él vivo, y
muero en él.
Te aseguro que no es una entelequia.
Es la realidad de los
sueños,
de anhelos, de esperanzas...
de anhelos, de esperanzas...
¡Aquello que te hace estar vivo!
Si he de morir...que sea por El.
Si he de vivir...que
sea para El.
De no ser así, no hallo sabor a la vida.
No encuentro el porqué
de la muerte.
Que como bien dices:"No amo a la persona".
¡Amo al AMOR!
En su esencia y
presencia,
hasta el fin de mis
días...y más allá.
Para quien aún siga
creyendo
en lo sublime del Amor.
6 de Agosto de 2012.
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