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jueves, 14 de junio de 2012

NO SEAS MI ORILLA


Cuando por el largo peregrinar
de mi existencia, me paro
al borde del camino...

Sentada sobre la roca del recuerdo,
repaso una a una las hojas de mi vida
y cuan niña confiada, detengo mi mirar
en el hoy, con la convicción del ayer...
Y la esperanza del mañana.

Solo quiero una cosa, ¿Quizá demasiado?

Déjame por un instante
reposar en tu regazo,
que mi corazón acompase su latir
y mi alma se abandone...
En el remanso de tu ser.

Déjame llegar, donde las mudas palabras
con el eco del abismo,
confunden los más primigenios deseos.

¡No seas mi orilla, se mi cauce!
¡No seas mi sombra, entra en mi!

Se mi solaz y consuelo...
Mi holganza sin temor.

Poco puedo darte, pues soy mendigo
de mi mismo, a veces me ahogo...
¡Me siento morir!

Pero pongo en el más puro altar
del sentimiento...
Lo que soy, lo que tengo.

Y solo me queda... El Amar.




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