Un instante en el recuerdo...
Se hace eterno en el corazón.
Como un rayo de luz
que a hurtadillas, invade
la sombría estancia de mi alma.
No quiero asomarme más
a la ventana del engaño,
que en mil pedazos se rompe
cuando contemplo su macana.
Y es que no entiendo el porqué
de la vida, el porqué de la
muerte.
Cogidas de la mano,
nunca se podrán amar.
De inmaculado semblante vienes a mí,
para alejarte después
como eterna viuda del mundo.
Y ando por la senda del destino
con una pétrea certeza:
Mi tiempo vivido
conoce al dueño,
y otro jamás le usurpará.
Quiero que en la lápida del
recuerdo
rece este epitafio:
"Tan necio y tan sabio...
Que sólo supo amar".
Para ti, Amparo
fiduciaria de la palabra.
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