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lunes, 8 de octubre de 2012

LA ESCARCHA DE LA VIDA

 
 
 
Me vacié de mi...
Para llenarme en ti de ese momento fugaz,
que atraviesa un sueño.
 
Abrí la ventana de tus ojos 
donde divisé el árido horizonte del pensar,
sumido en la tristeza de no hallarse.
 
 "La no aceptación del ser..."
 
Que sesga la frágil violeta de la esperanza.
De aterciopelado tacto,
y sombra amorosa con humilde aroma.
 
Busqué un pecho donde reclinar mis anhelos.
Da Capo, en compás binario,
marcando el ritmo eterno de la vida.
 
Y aguardé en profundo silencio
escuchar una palabra de tus labios,
lacrados con el sello inerte del recelo.
 
Cayeron una a una...
Las hojas de la desesperanza en suave balanceo,
batidas por el cierzo de la indiferencia
tras una leve primavera de alábega triste.
 
 
Se olvidaron las risas,
coqueteando por el monte del sentir,
que huele a romero y espliego,
a tomillo altanero y avispado.
 
Pero guardo las lágrimas empapadas
en el pañuelo de un corazón generoso,
encerrado en el cofre del recuerdo
 de quien mucho amó, y nada encontró.
 
Aún así, seguiré esperando mi momento,
con los pies mojados en la escarcha de la vida.
  
 
 
 
 
Para quienes saben robar a la vida,
un pellizco de felicidad.


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