Se
mermaron las fuerzas
en
la lucha sin par
del
Titan de la vida...
Languidece
el ánima
que
busca un solaz
para
reclinar los anhelos...
Y
es consuelo malherido
buscar
en el olvido,
una
pizca de razón...
Donde
excluya al corazón
de
añejas maldades,
en la bodega del tiempo...
Suspiran
por una luz
que
en fúlgida mirada,
penetre
por la hendidura de la verdad...
Sin
aristas, incólume, impoluta,
arrogante
y deseosa,
calmando
la sed del que nunca bebió...
Maldito
entre las tinieblas
de
la opaca crueldad,
y
alargadas sombras de miseria...
Que
pisa los talones
en
lo absurdo de este mundo,
impregnado
en el mayor de los pecados...
Un
poder que corroe las entrañas
capaz
de las mayores atrocidades,
sangre
inocente que clama...
Por
un pedazo de pan,
por
un vaso de agua,
alguien
que enjugue las lágrimas...
De
la desesperación más absoluta.
¡Es
el grito callado!
¡El
clamor del pobre!
Yo,
aún sigo esperando...unas monedas de bondad.
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