¡Maldita seas hoy, y para siempre!
Cruel y despiadado verdugo,
que te ensañas con lo bueno.
No soportas la bondad de un existir.
Contra natura, arrebatas al hijo
de la madre, perforando en dolor
un corazón, que solo está hecho para amar.
¡Oh, sangre de mi sangre! ¡Oh, vida de mi vida!
Masacras al mundo con catástrofes, guerras,
y en carcajadas de hediondez te recreas.
Tu fétida fragancia cubre la faz
de la tierra, ensanchando tus dominios.
Tú, que siegas de un tajo las ilusiones
de un niño, ¿Qué placer te procura
sembrar tanto horror? ¿Equilibrio?
¿Fin de un ciclo? Tal vez no.
A veces te equivocas de puerta
obstinada sin razón, abismo de tinieblas
donde la podredumbre es tu lecho,
centinela del infierno… Cautiva de tu maldad.
Sorda y despiadada a gritos de clemencia,
repudiada del mundo como la mayor ramera.
La infinita soledad te corroe,
y la envidia más infame… Por tu hermana.
Me arrebataste el cielo en la tierra.
¡Maldita seas por toda la eternidad!
En tierno recuerdo a mi Sisi. 22/3/2011
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